Trayecto III
1. Del grito a la palabra
En este video encontrarás las claves para transformar los gritos en palabras, describo aquí formas y momentos en los que levantamos la voz para poder así descubrir de qué manera salir de esos círculos viciosos.
2. Material para pasar a la acción
2.1. “La crianza respetuosa es un compromiso, un aprendizaje y una transformación”
Este título divino de los primeros cuarenta días de aquella cuarentena que se hizo luego más de todo un año.
Durante los primeros 40 días de aislamiento en el 2020 estuve sola y sin ayuda en casa con mis hijas. Fueron días duros y de mucho grito de mi parte, me sentía triste,
Este tema es un clásico en la crianza, siempre justificamos los gritos adultos a nuestros propios hijos, porque a los ajenos no podemos ni nos animamos a gritarles. Justificamos el grito “ no me hace caso”, “ quiere el celular y ya le dije mil veces que no” “ tengo que repetir veinte veces que junten los juguetes tirados” “ les digo que vengan a comer y parece que no tienen hambre” “ hasta que no grito no aparecen en la mesa” “si no grito no paran de pelearse”, “a la noche cuando el cansancio me abruma necesito que dejen de jugar y se duerman, con un grito al menos se callan”.
Tenemos derecho de gritar a nuestros hijos por ser nuestros? Alguna vez gritaste o te gritaron?
Recuerda que para llevar a la práctica esto que estás leyendo y reflexionando conmigo toma nota de aquello que te hace ruido, de aquello que exclamas: si! Tal cual o Si! ¡Así es! O de aquello que crees que sabes pero que no puedes poner en práctica.
Para esta reflexión te hago tres preguntas:
1-Ya sea para protegerlo, para saludarlo si no te ve, ya sea para pedirle que venga a tu encuentro o ya sea para decir algo cuando esa persona está físicamente a más de quince veinte o treinta metros de distancia.
¿Alguna vez has gritado para llamar o decir algo a una persona que está lejos físicamente?
2- ¿Alguna vez has gritado cuando sentías encontrarte bajo amenaza o alerta? ¿Ante un perro en la calle, o para pedir ayuda en una situación de robo? ¿en situación de peligro o miedo?
3- ¿Alguna vez has gritado cuando alguien no te entiende? Cuando hablas con alguien y no se comprenden y ambas partes vuelven a repetir lo mismo que intentan explicar pero de una manera distinta y aún así el otro no te comprende y comienzas a elevar el tono de voz?
Lo más probable es que tus respuestas sean un SI! y es natural, pues son situaciones que en nuestra naturaleza elevamos el tono de voz hasta llegar al grito. La pregunta aquí es si es necesario, si ayuda en la crianza, si el niño me comprende mejor o si le ayudo a su desarrollo con estos tipos de gritos. ¿Será? Pues la respuesta es un rotundo NO! cuando enseño con gritos el niño aprende a gritar, más que aquello que se le quiere enseñar, porque ante el grito el niño actúa por amenaza a su individualidad que por iniciativa propia.
Si tus respuestas fueron un sí les propongo cuatro pasos o claves a desarrollar
Primero que nada es: ACEPTAR que gritas diariamente y dejar de justificar o poner excusas para cambiar. “Es que no me hacen caso” “ es que le digo que no! y sigue”, es que se pelean” “es que sino no se viste” es que… es que ….
Cuando nos observemos gritando veamos nuestro “ES QUE…” Los escribamos y seamos capaces de hacernos responsables y proponernos una crianza sin gritos.
Segundo, comenzar a OBSERVAR en qué situaciones de las anteriores preguntas que hice levantas la voz con mayor frecuencia, si cuando estas lejos, si cuando estás en modo alerta o cuando quieres que te comprendan, cumplan con un pedido, orden etc.
¡Observate! gritas para llamarlos a comer? o cuando quieres que vengan? o cuando necesitas que dejen de jugar? o cuando necesitas que se duerman? ¿Será que gritas cuando los llamas para entrar a la casa? O cuando te enojas? o cuando necesitan que colaboren en alguna situación?
Tomate unos días para observarte antes de continuar la lectura, así podrás identificar con mayor precisión y sin juicio los momentos en los que deberás tomar nuevas decisiones y darle más salud a tu capacidad de acción.
El tercero RESPONSABILIZARME, es comenzar a tomar nuevas decisiones:
Decidir hacer cambios!!! Durante la cuarentena yo como mamá descubrí que estaba gritando demasiado, hasta me gritaba a mi misma. Por ello decidí hacer un cartel que decía “Yo si puedo”, este papel tenía una cuadrícula con 40 cuadraditos, pues me propuse hacer un tilde verde en cada uno de ellos el día que lograba no gritar. Al pasar los 40 días lo mire y pude ver que había logrado no gritar 30, los otros 10 cuadraditos no tenían tilde. Me sentí feliz y en paz de ver que podía lograrlo y podía continuar con mi promesa y definitivamente si lo había logrado por treinta días cómo no lograrlo para siempre?
Tú puedes tener otras ideas de compromiso y responsabilidad en función a lo que necesites! Pero responsabilizarse y tomar acción es fundamental. Primero aceptar y observarse para poder identificar qué cambios podemos hacer.
El cuarto paso o clave es COMPROMETERME!!!
Al Proponerme no gritar o dejar un mal hábito me estoy comprometiendo y todo el universo conspira a mi favor cuando realmente me comprometo de cuerpo y alma.
He tenido acompañamientos de familias que me decían “Lucia, esto ya es imposible de cambiar”, yo le proponía que se comprometan por escrito con aquello que querían lograr, con aquello que anhelaban, aquello que no es un deseo materialista sino una verdad del ser humano! y al cabo de unas semanas o 3 o 4 meses volvíamos a ese escrito y eso se había cumplido! Parece mágico pero no lo es, es el compromiso, es el aprender a buscar ayuda, es el aprender a tomar nuevas decisiones, es el animarme a hacer algo distinto. “Locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes” A Einsten.
Recuerdo una mamá de un niño que su hijo se dormía todos los días a las doce de la noche y se despertaba a las 8 de la mañana. En el trabajo de consultorio vimos la importancia de que Juan esté dormido a las 20PM. Parecía imposible, la mamá se me reía! Al cabo de 28 días Juan ya estaba durmiendo entre las 20 y 20:30 PM. No fue un milagro, pues es una necesidad del niño dormir entre 11 y 12 horas diarias es una verdad del ser humano que a los 4 años cuando un niño no duerme siesta por la noche puede dormir 11 o 12 horas seguidas y sin despertarse.
2.2. Nuevas decisiones y más salud
Tomate unos días para observarte antes de continuar la lectura, así podrás identificar con mayor precisión y sin juicio los momentos en los que deberás tomar nuevas decisiones y darle más salud a tu capacidad de acción.
a- Si descubriste que gritas cuando estás lejos de ellos, pues acércate, pide mirando a los ojos, diciendo el nombre completo de tu hijo, no chuchi ni pipi ni amorcito. Puedes decir “Laura la cena está lista! ahora juntaremos juntas los juguetes! esperas unos segundos a que tu hija registre lo que le dices y tome iniciativa, y si su respuesta es un no, vuelves a tomar de la mano a tu hija y con una sonrisa la miras a los ojos y repites “Laura la cena está lista! ahora juntaremos juntas los juguetes!” Quién puede resistirse al contacto, mirada y sonrisa de una madre? Nuestros hijos nos aman y lo que más desean es complacernos. Cuando hacemos un pedido con apuro ellos no nos registran! Pues no sabes lo que es estar apurados! Cuando hacemos un pedido mirando a los ojos y sonriendo todo es más fácil. Y esto vale para el niño pequeño como para el de 9, 12 0 15 años.
- Acércate, ten contacto físico cercano;
- Mira a los ojos a tus hijos;
- Toma sus manos;
- Realiza tu pedido o anticipación;
- Espera la reacción corporal de tu hijo/a;
- Sonríe!!! Ellos son tan puros que no pueden resistir a nuestra sonrisa!
Si descubres que le gritas muy seguido a un niño menor de dos años te recomiendo urgente que pruebes de acercarte, pues el grito a un niño pequeño te traerá consecuencias muy difíciles de reparar y sanar luego.
b- Si descubriste que la mayoría de las veces que levantas el tono de voz es en momentos de estrés, apuro, cansancio, intolerancia aquí la cuestión es más difícil. Muchas veces gritamos cuando necesitamos algo con urgencia, es decir que cumplan con mi pedido YA!
Es necesario y saludable si gritamos cuando nos encontramos en situación de peligro, la cuestión es que a veces nuestro propio hogar se convierte en un lugar de peligro, en una amenaza para la integridad del adulto. ¿Cómo es esto?
Es de noche, ya todos vamos estando más cansados, con hambre, sueño y de repente recibo una noticia no grata como por ejemplo que no me van a pagar, o que debo presentar un informe para mi trabajo, o que se rompió el coche, o auto. Estas situaciones desacomodan lo que de alguna manera uno tenía en orden o no lo tenía como prioritario. Pues entonces se le suma al cansancio, al hambre, a la noche esta noticia y debo re-acomodarla. Cuando en este momentos el niño llora, pide comida de manera incesante, rompe algo, los hermanos se pelean o simplemente ríen a carcajadas a más no poder es cuando un león sale de dentro de nosotros y con un grito “creemos” que las cosas se acomodaron de manera mágica con ese grito.
En estos momentos es que yo sugiero un arduo entrenamiento. En el ejemplo anterior era más fácil, acercarse, decir el nombre, hacer una sonrisa y hacer mi pedido al niño, pero en esta situación tanto los pensamientos, los sentimientos y nuestra capacidad de acción están inundados de Cortisol, adrenalina y noradrenalina, que son las hormonas del estres.
El cortisol es la hormona del estrés por excelencia, la liberación de esta hormona es una reacción natural de nuestro cuerpo cuando se encuentra en situación necesaria para la acción. Estas hormonas son naturales y necesarias pero cuando la emisión de estas hormonas al cuerpo es constante durante todo el día provoca un estado de estrés que hace que utilicemos estas sustancias para la capacidad de huida, ataque o escondernos ante esto que peligra en mi vida o atenta contra ella. Todos estos mecanismos son inconscientes, nosotros no estamos pensando esto, por supuesto.
Rosa Barocio en uno de sus cursos que tome online con ella dice que estas hormonas de estrés funcionan como el alcohol, es decir que en ese momento de estrés tan grande somos como borrachos, no estamos en nuestro eje y no actuamos con coherencia y cordura. All estar borrachos de estrés solemos gritar aún más, tirar cosas, enfurecernos, llenarnos de ira, maltratar al niño físicamente, verbalmente, ignorándolo o haciéndonos daño a nosotros mismos. Este es un modo de defendernos de eso que creemos que “ataca” nuestra seguridad del momento. Y después de que pasa este momento nos llenamos de culpa.
¿Cómo podemos resolver esto?
- Identifica que te provoca estrés. Realiza un listado.
- Identifica cómo es tu comportamiento en momentos de estrés (toma nota)
- No tomes personal las situaciones. Los niños juegan y hacen en función de sus impulsos internos, no para desafiarnos, cansarnos o molestarnos.
- Buscar ayuda profesional si veo que mi actitud continua.
Identificar que me pone en ese modo alerta, que me genera estrés, si el desorden de la casa o si es que estoy trabajando mientras cocino y juego, o si en realidad no pude ocuparme de mi en este día. Tenemos que poder identificar que me provoca este estado de cansancio, fatiga, tristeza, miedo, enojo y desborde emocional, pues cuidando, mimando y brindándonos a nosotros mismos esas necesidades que no están satisfechas vamos a posibilitarnos a nosotros mismos un estado de mayor equilibrio emocional, psico afectivo.
Si no identificamos y no nos hacemos responsables de esas emociones seguimos justificando que no jugamos con ellos porque no tenemos tiempo, tenemos mucho que hacer y qué pensar, justificamos que por nuestro cansancio no contamos el cuento nocturno que sabemos que tan bien les hace, justificamos que no los llevamos a la plaza porque hay mucho que limpiar etc etc etc.
Ivonne Laborda expone en sus libros y cursos que el monstruo sale de dentro de nosotros cuando no cuidamos nuestras necesidades. Y como descubrimos cuales son esas necesidades? Tomando nota de todo aquello que me enoja. Si nos enojamos cuando hay mucho desorden afuera es porque nuestra necesidad de orden no está cubierta, y necesitamos orden afuera para tener orden adentro.
Toma nota de aquello que te enoja de los demás, de tu pareja, de tus hijos, de tus compañeros de trabajo. Pues en esas anotaciones descubrirás tus necesidades escondidas.Toma nota de tus palabras, de aquello que dices a los demás o a otros. Es que estoy cansada, es que no paran de moverse, es que no tengo dinero, es que siempre estoy sola, es que nadie me ayuda, es que no tengo tiempo para mi…etc etc. Toma nota de esas palabras y descubre que detrás del cansancio hay una necesidad de descanso, descubre que detrás del “no paran de moverse” hay una necesidad de calma y silencio en ti. Descubrir esa necesidad te va permitir brindarte a ti misma/o. Buscar los medios para que esa necesidad sea cubierta. Buscar ayuda para el descanso, para la calma, para el silencio. y dejar así de exigir al niño que te brinde esa necesidad.
- Cambiar la justificación por el cuidado de mi misma/o y mis necesidades.
- Recupera tu energía (ver capitulo energía)
- ¡Anticipate a estas situaciones!
- recupera tu capacidad de disfrute, equilibrio interior e integración de todo aquello que viene de afuera hacia tu encuentro.
- Permite descubre que el enojo es el disfraz de la tristeza.
Cuando hablaba de un arduo entrenamiento es este apartado b. me refería a que puedas hacer todo este procedimiento de manera escrita ser creativo, buscar meditaciones que te ayuden a centrarte, concentrarte en el apartado de educación e inteligencia emocional, buscar ayuda profesional o espiritual (con tu ángel, con Dios, tus ancestros etc.)
c- Si descubriste que gritas cuando no te entienden o atienden tienes que trabajar: soltar el control. ¿Qué prefieres, tener razón o estar en paz?
A ti como mamá o papá? Si yo te digo algo y tu no lo entiendes, crees que si te digo lo mismo pero gritando lo entenderás?
En este apartado hay una conjunción entre cuando estamos lejos y cuando el estrés nos supera.
Hacemos un pedido sin acercarnos, los niños no nos escuchan (siguen jugando, durmiendo, mirando tv, etc) no acompañan ni con el gesto ni con la acción ni con la más mínima reacción.
Por lo general son a los hijos mayores a quienes les gritamos con mayor frecuencia en estas circunstancias pues “se supone” que son los más grandes y los que mas “comprenden”. Los hijos mayores también son hijos, necesitan de nuestra atención y cuidado. Muchas veces creemos que por ser mayores deben ayudar más, comprender al menor, llorar menos etc.
¿Qué podemos hacer?
- Acércate, ten contacto físico cercano;
- Mira a los ojos a tus hijos;
- Toma sus manos;
- Realiza tu pedido o anticipación;
- Espera la reacción corporal de tu hijo/a;
- Sonríe!!! ¡Ellos son tan puros que no pueden resistir a nuestra sonrisa!
- Acompaña con el cuerpo al estilo marca personal a Messi.
- No tomes personal las situaciones. Los niños juegan y hacen en función de sus impulsos internos, no para desafiarnos, cansarnos o molestarnos.
- Si observas que no responden o comprenden tu pedido tienes que actuar con el cuerpo y acompañar, como dije antes al estilo “Messi”
2.3. El poder de la rendición
Estos pasos, aceptación, observación, responsabilidad y compromiso, son los mismos que se utilizamos para superar una enfermedad, como por ejemplo un dolor de estómago crónico. Primero acepto que me duele, luego me observo donde me duele, dejó de justificar que me duele, me hago responsable de mi y de ese dolor, y tomo nuevas decisiones, me comprometo, me dirijo a una consulta médica, me hago evaluaciones, realizo una dieta etc, hasta lograr la sanación de ese dolor. Dolor que algo nos viene a mostrar.
- Toma nota de cuáles son tus nuevas acciones.
- Toma nota de como cuidas de tus necesidades a partir de ahora que las puedes ver.
- Realiza de manera escrita tu anhelo o verdad, el tuyo y el de tu hijo/a.
Aceptar que tenemos derecho a equivocarnos, a darnos cuenta y tomar nuevos hábitos. Si yo como adulta acepto que tengo derecho a equivocarme también así podré aceptar que mis hijas también pueden equivocarse. Yo como adulta cambio, ellas como niñas simplemente crecen.
¿Qué generamos en los niños cuando les gritamos??
- Niños que nos imitan y nos gritan.
- Niños que van a gritar a los demás.
- Niños que aprenden que gritar es lo correcto.
- Niños que se defienden o se esconden ante los gritos.
- Niños que van a permitir que se les grite en distintos ámbitos de su vida.
¿Qué generamos en los niños cuando transformamos nuestra manera de crianza?
- Niños capaces de observar que el error está permitido,
- Niños que reciben disculpas y aprender a disculparse,
- Niños que aprenden que los aprendizajes se dan en todos los ámbitos de la vida
- Niños capaces de perdonar,
- Niños con capacidad e integridad al amar
Recuerda siempre que sientes dañar a tus hijos con gritos, con emociones de enojo, ira, cansancio tienes que trabajar con tu capacidad de energía equilibrada, con el perdón y la gratitud.
El poder de la rendición.
Rendirme a estas situaciones me permite integrarlas.
¿Qué significa rendirme? Rendirme es desarrollar la capacidad de confiar en los procesos de la vida y soltar el control. Permitirnos sentir la emociones
- Permite a tu cuerpo sentir la emoción, ve a tu habitación o al patio a descargar la emoción a sentirla, a vibrar con ella.
- Abraza tu emoción, ya se enojo, tristeza, miedo, rabia.
- Realiza respiraciones profundas y céntrate en tu respiración.
- Bríndate un momento de descanso para integrar esta situación, crisis, emoción.
- Ofrécete a ti mismo palabras de confianza hacia la vida misma.
Ana Lucía Leunda MP 132328
3. Visualiza una nueva forma de responder
A- Elige una situación en la que gritaste. Recuerda.
B- cierra los ojos y recrea una nueva forma de responder, desde la mirada, desde la llegada corporal, desde el entendimiento mutuo y la cooperación. Desde el disfrute o desde donde tú desees.
Realiza este ejercicio todos los días durante la noche y verás cambios maravillosos en la relación con tu hijo. Puedes hacer este ejercicio con cualquier situación que te duela, te genera enojo, miedo culpa ira etc.
4. Herramientas para la Crianza
4.1. La crianza cotidiana: un desafío que nos despierta
La crianza y educación en casa se torna en la época actual uno de los más grandes desafíos.
Los niños vienen a despertarnos, como el despertar en la mañana a veces no nos gusta, queremos dormir un rato más. De nosotros depende dónde queremos estar. Sí despiertos o seguir tras el velo de la ensoñación.
El acompañamiento como adultos (seamos padres, tutores maestros médicos o terapeutas) es fundamental en la niñez, para que a partir de su juventud ellos sean soberanos de su propio desarrollo, en otras palabras educar al niño creando las bases para las condiciones de una juventud saludable, entendiendo que salud es la búsqueda del equilibrio del propio individuo, y no la ausencia de enfermedades.
El desarrollo del niño es integral, global. Podemos identificar cómo en distintos periodos de la biografía humana las fuerzas del crecimiento, maduración y desarrollo se encuentran direccionadas, por leyes naturales, hacia distintas facultades y potencialidades dependiendo la edad.
Es el caso de los primeros años de vida, desde los 0 a los 7 estas fuerzas están plenamente trabajando en la modelación del cuerpo y en la maduración de sus órganos. Para qué? Para hacer propio el cuerpo y unirlo al alma pues este cuerpo será el instrumento a través del cual se exprese el Yo, se exprese este ser único e irrepetible e individual ser, que como todos, viene a cumplir con su misión en la tierra con la posibilidad siempre, de dejar una huella.
Intentaremos ver en estas líneas, y en relación a los desafíos de los berrinches, deseos y frustraciones como acompañar esas fuerzas que estarán puestas en el cuerpo, para ser desarrolladas para un gran potencial de este instrumento, de este cuerpo que debe ser el mejor amigo del ser, pues a través de él se expresara y acompañara fielmente hasta la muerte.
Estas fuerzas luego se metamorfosean y se ponen al servicio del aprendizaje escolar intelectual y emocional, para luego en la adolescencia estar disponibles para el pensamiento propio, la búsqueda de ideales y una elección de vida.
Despertar a través de los desafíos que nos traen nuestros grandes maestros: “los niños” nos permitirá no solo educarlos mejor, sino desplegar nuestra alma, mejorar los vínculos de nuestras relaciones adultas y encaminarnos hacia el conocimiento superior del ser humano.
Otra era la época en la que usábamos el instinto en la crianza, en la educación y decíamos “a mí me pegaron de niño y mírame, tal mal no estoy, yo aprendí” hay nuevas maneras de educar y de aprender. Como adultos vemos: un golpe o un caramelito dan resultados? Si, pero a corto plazo. Queremos resultados a largo plazo. Por ello la llamamos crianza para el futuro.
4.2. Tres cualidades a desarrollar como educadores
Aprender a amar al niño que fuimos y al que nos convoca en la actualidad, comprende tres grandes desafíos para las tres facultades del alma, el pensar, el sentir y la voluntad:
· Desarrollar el poder en el pensar,
· Incorporar la sabiduría en el sentir
· Desplegar el amor en la voluntad
Pasaremos a explicar estas cualidades pues cualquiera podría prestar a confusión o decir que ya posee esas condiciones en cada una de las facultades del alma correspondientes.
Joao Torunsky en una de sus conferencias impartidas en la provincia de Misiones explicó de manera muy sencilla pero profunda las cualidades de Dios, o de aquel ser divino en el cual creemos y depositamos la confianza. Definiremos de manera muy sencilla esas cualidades, sin caer en religiones o dogmatismos.
Esas tres cualidades son: El Poder, pues Dios actúa y crea, minerales, plantas, animales y al ser humano. La Sabiduría, pues el entendimiento y profundidad en su conocimiento sobre la vida, la existencia y la belleza hacen de su obra una creación perfecta.
Como tercer virtud el Amor, y no uno cualquiera, sino un amor incondicional, pues ama profundamente a cada criatura y ser del cosmos, siendo capaz de entregar a su hijo en servicio a la humanidad. Serias tu capaz de entregar a tu hijo por amor al mundo?.
Más allá de las creencias que tengamos de Dios o divinidad estas virtudes podemos adjudicarlas, de manera muy similar al ser humano, pues fuimos creados a su imagen y semejanza. La cuestión radica en que lugar se encuentra cada una de estas facultades. Un joven terrorista que atenta a su país enemigo tiene mucho poder en su voluntad, portando bombas en su cuerpo que serán detonadas, mucha sabiduría en su pensar, pues crea estrategias, tácticas, un plan para poder realizar su objetivo y tiene mucho amor en su sentir; una gran devoción por su patria natal, hasta dar la vida por ella.
4.2.1 Dónde y cómo desarrollar estas cualidades para acompañar al niño.
Lo más importante es saber que si alguna de estas cualidades se encuentra sin las demás en su lugar pueden invalidar.
Desarrollar la capacidad de poder en el pensar: Presencia plena
El primer desafío es el de desarrollar nuestra gran capacidad de poder en el pensar. Siempre relacionamos el poder con la fuerza física, bruta, agresiva. El poder aquí se basa en nuestra capacidad de “observar” y tomar el mando de aquello que tanto nos cuesta que son nuestros pensamientos.
Poder para ser capaces de: primero escuchar lo que nos dice nuestro pensar, cuestionarlo y luego silenciar nuestra mente para en un tercer momento elegir libremente que, como, cuando y donde desplegamos la cualidad del “pensar”, cualidad que me lleva a la esencia de las cosas, a lo verdadero, a lo moral para desde allí ser parte del todo como divinidad.
Una llave maestra que de a poco nos va proporcionando de esta capacidad o cualidad es: La Meditación. Partimos de poder cultivar nuestro pensar a través de la meditación, a través de técnicas de respiración u otras alternativas que callan nuestros murmullos permanentes, para que nuestro pensar sea en total presencia con el niño, no deberíamos cambiar un pañal pensando en cosas del trabajo o en el listado de compras, tampoco deberíamos darles la merienda a los niños sin sentarnos con ellos para compartir ese momento. Sin embargo lo hacemos.
Los pensamientos no vienen desde adentro, los pensamientos nos llaman desde afuera, el trabajo, las cosas de la casa, el listado de compras, las necesidades propias de adultos, metas y objetivos, pagar las cuentas etc etc. El desarrollo del poder en el pensar a través de la meditación u otras técnicas nos habilitan a la Presencia Plena con el niño. Si como adulto yo estoy en mi cuerpo, presente, aquí y ahora el niño aprenderá a estar en su propio cuerpo.
Existen diversas técnicas desde el mindfulness, meditaciones guiadas, ejercicios complementarios y meditaciones propuestos por Rudolf Steiner, meditaciones vipassanas, zazen de sonido etc. Todas ellas aportan a la cualidad en la cual de a poco podamos tomar el mando de nuestros pensamientos, eliminando miedos, estando mas presentes, dedicados en cada ocasión y a este tipo de cualidad es al que nos referimos cuando decimos poder en el pensar.
El concepto de presencia plena lo desarrollaremos más adelante sabiendo que es la capacidad de estar con el niño en sus cuidados sin que otros pensamientos invadan nuestro pensar, nuestro sentir o nuestro hacer.
4.3. Incorporar la sabiduría en el sentir: Empatía
El segundo desafío es: la sabiduría en el sentir. “Amar el conocimiento” dice Rudorf Steiner, no aquel que me eleva de nivel para uno tener más poder sobre otros, sino el que nos permite tener una actitud de reverencia hacia el otro. Poseer un conocimiento especializado para con él brindar servicio a los demás. En nuestro caso si aprendemos y conocemos sobre el ser humano niño en sus distintas etapas y necesidades nuestro “servicio” como padres será distinto.
Si nuestros conocimientos intelectuales son atravesados con el corazón desarrollamos la empatía, y nos viene de regalo la intuición. Lo cual intentamos sean estas líneas . Un disparador de sabiduría en el corazón. La intuición viene de cuando nuestra mente sana piensa con el corazón.
Así como a través de la meditación podíamos templar el poder en el pensar tenemos tres posibilidades de incorporar la sabiduría en el sentir.
· Autoeducación
· Autoconocimiento
· Autoindagación
Podemos hacer de manera consciente una búsqueda personal para autoeducarnos en las necesidades de nuestros hijos, alumnos o pacientes. Lo que necesitan de nosotros en cada etapa, como nombré anteriormente; conocer dónde están puestas las fuerzas del desarrollo para poder brindar el ambiente adecuado para el mayor despliegue de esas fuerzas.
Las carreras terciarias universitarias y de posgrado en temas relacionados a la niñez o la antropología son muy útiles en estos casos.
Podemos incluso recurrir a la experiencia de diversos profesionales que se encuentran al alcance de una búsqueda relativamente crítica en plataformas cómo la consabida youtube, o en infinidad de redes sociales y foros especializados.
El desafío hoy, no está en acceder a la información, sino en saber encontrar la información precisa. Te invito a tomar conciencia respecto a cuáles son las herramientas que utilizas para construir el conocimiento del mundo que te rodea, día a día.
Además, te invito a reflexionar sobre otro tipo de prácticas sociales que (cuando no hay pandemia) pueden prescindir de las pantallas;
Algunas instancias puede ser:
· Armar un grupo de padres para leer sobre estos temas, como si tomáramos este u otro libro y nos dedicaremos una dos horas semanales para su lectura, análisis y reflexión.
· Participar de charlas, talleres y cursos seminarios que tengan como objetivo conocer al ser humano.
· Generar espacios para debatir la crianza con profesionales idóneos.
· ¿Qué otras instancias o herramientas se te ocurren?
Aquí entramos en un doble aspecto, el de autoconocernos y reconocernos seres humanos, poder identificar, así como hacemos con las necesidades del niño, nuestras propias necesidades, preguntas y respuestas en un momento determinado de mi biografía.
Como ser en desarrollo soy diferente a los 18, a los 28 o a los 38. Reconocerme, valorarme, aceptarme lleva implícito un trabajo de gran búsqueda.
¿Cuáles son mis posibilidades? ¿Cuáles son mis limitaciones? ¿Qué vine a dar al mundo? ¿Qué puedo dar a esta edad?
Solo podemos amar lo que conocemos. Amarnos a nosotros mismos implica saber quiénes somos.
Muchas teorías de diferentes autores actuales sugieren, indican, aconsejan: “amate a ti mismo”. Propuesta que nos invita a explorar, trabajar con mi biografía, reconocer mi personalidad y tipo de temperamento, si soy flemático, melancólico, sanguíneo o colérico. Trabajar con la carta natal, con eneagrama etc. Hay múltiples formas de autoconocerme, para poder amarme hacia adentro con la aceptación y hacia fuera con nuevas posibilidades de cambios, para entregar a los demás la mejor versión de mi mismo.
Aquí el poder de voluntad es clave, pues al conocernos y reconocernos utilizando la autoindagación llegaremos a definir ¿quién soy? Para poder comenzar a indagar y preguntar ¿quién quiero ser?. Siendo esto el puntapié inicial para cuestionar patrones, mandatos, programaciones establecidas en mí y comenzar un interesante trabajo de transformación para conmigo mismo qué va a beneficiar también a los demás.
La capacidad de observarse a uno mismo en su pensar en su sentir, en sus acciones es tarea del ser humano del siglo XXI. Más en profundidad es si redimimos esa tarea a la pregunta, a la indagación: Ese pensamiento, ese sentimiento o acción realizada es “la correcta”? y no nos referimos aquí a hacer juicios de valor, sino entrar en el escenario de la acción correcta como la acción necesaria. En esta situación, en este tiempo, en este contexto y espacio mi acción: fue la correcta? ¿Fue necesaria?
Autoindagar en los procesos del día a día nos lleva realizar una observación a uno mismo con preguntas abiertas, que más que buscar respuestas cerradas me amplían la visión que yo tengo de mí mismo, me conozco, reconozco, acepto y busco el cambio. Esos cambios me llevan por nuevos rumbos. Rumbos de nuevas sabidurías.
Tarea nada fácil la de poder bajar al corazón todo aquello que aprendemos o tenemos en la zona intelectual.
Claro está que primero debemos dedicarnos a conocer, a aprender. El conocimiento especializado sobre las necesidades del niño en cada etapa es fundamental si tomamos en consideración que hoy en día la crianza es un desafío y los niños vienen a despertarnos y desarrollar nuestra alma consciente.
Una de las posibilidades de desarrollar la sabiduría es a través del aprendizaje intelectual, el conocimiento especializado pero metamorfoseado con la experiencia, dándole calor del corazón. De nada le vale a un arquitecto saber cómo se construye una casa si nunca hizo una, y menos si toda su vida transcurrió en un departamento monoambiente. Tampoco es imprescindible tener mucho conocimiento sobre las necesidades del niño según la edad y no tener hijos o no trabajar con ellos en el ámbito de la salud y educación.
4. Desplegar el amor en la voluntad o capacidad de actuar.
¿Cómo lograr ese amor incondicional? Ese amor que nos permite estar en paz verdadera con el pasado, el presente y el futuro? Venerando, honrando a nuestros antepasados, el pasado lejano y el más próximo de nuestra vida, estando presentes y plenos en el presente? Ese amor que nos proporciona confianza y seguridad en el futuro, sin miedo alguno de aquello que pueda venir? Ese amor que nos permite actuar en pleno estado de calma y serenidad pero con seguridad y firmeza?
Hoy todos hablamos de amor, el amor sana, el amor cura, el amor todo lo puede…
Hablar de amor es fácil, pensarlo o imaginarlo es aún más fácil, pero llevarlo a la acción diaria, a la cotidianeidad al trato continuo con uno mismo, con la tierra que nos sostiene, con animales, plantas y los demás seres humanos, no nos resulta lo más liviano o “fácil”.
Si volvemos a ver al amor como una de las cualidades de la divinidad podremos identificarlo con ese amor incondicional, ese amor que nace en el respeto y fluye hacia una entrega total, como lo fue Jesucristo entregado por su propio padre.
Reflexionar sobre la cualidad del amor en la tercer facultad del alma que es la voluntad, llegaremos a darnos cuenta que mucho nos falta para realmente ver y desparramar amor por doquier.
La sobreprotección es miedo disfrazado de amor y cariño. El autoritarismo es egoísmo disfrazado de querer lo mejor para el otro.
El grito, el chirlo, el tirón de orejas era aceptado como necesario para “ aprender”, hoy en día si vemos que nuestros hijos nos reclaman algo que no podemos darles o comprarles la culpa y el miedo por perder su amor nos invade al punto de hacer lo imposible para conseguir aquello que nos demanda.
En relación a la crianza y educación este amor a desplegar se desplegará en nuestra alma y en nuestros actos en función a que trabajemos: ese poder en el pensar y la sabiduría en el sentir. Trabajo arduo, en procesos, que nos brinda de a poco pequeñas perlas de un gran tesoro. La presencia plena trabajada en procesos meditativos trae serenidad y calma a alma, esto en conjunto con el desarrollo de la sabiduría que pasa por el corazón permitiendo ser empático nos proporcionarán indefectiblemente verdaderos actos de amor, respuestas amorosas (con seguridad y firmeza)
Dicen que la palabra AMOR se deletrea T-I-E-M-P-O, es decir espacio lleno de mi presencia empática, somos los adultos los que tenemos que tener dos cualidades básicas 1- ser dignos de ser imitados, 2 tener la capacidad de acompañar al niño en sus procesos, no queriendo meter saberes o enseñanzas que solo se logran a través de la propia experiencia.
5. Sentido Vital
El sentido vital nos informa sobre el estado de nuestro bienestar, el estado de nuestros órganos, si se encuentran sanos, enfermos o molestos.
Malestar o bienestar de nuestro organismo como unidad corporal; es como el sentido de estar bien, cuando hay dolor o malestar este sentido se activa.
El órgano del sentido vital es el sistema simpático y parasimpático. Los mismos se activan o ponen al organismo en situación de reposo.
El sentido vital es como un sistema de alarma, que se prende exactamente, para no comer demás, para dormirme cuando tengo sueño, para abrigarme cuando tengo frio o cuando no es atendido surge el llanto o la molestia, dolor de panza, enfermedad, berrinches por sueño o hambre etc.
¿Qué sensación brinda este sentido, que cualidad se impregna en el alma?
Sensación de seguridad. Me siento seguro y quiero jugar con otros, me siento seguro y exploro el mundo, quiero moverme, me siento a gusto donde estoy y con quien estoy. Este sentido obra en el alma como seguridad, como totalidad, es una vivencia de integridad; este soy yo, aquí estoy sé lo que va a venir no tengo prisa no tengo miedo, estoy viviendo un proceso, el cual es la vida misma.
El niño siente que ese espacio corporal delimitado puede ser habitado y quiere explorar jugar moverse y crecer en su cuerpo.
¿Qué pasa cuando este sentido está dañado?
Cuando esto ocurre aparece la depresión, la inquietud , la vergüenza, trastorno de sueño y de alimentación. Niños que no quieren comer, o dormirse o ir a otros lugares fuera de su casa.
Niños que no quieren entrar en ese espacio corporal del que hablábamos. No quieren habitarse a s mismo, por miedo y falta de seguridad.
Algunas causas que dañan este sentido:
· Alimentación inadecuada (chatarra, al paso, rápida, minutas) que provocan dolores y malestar.
· Rutinas inestables durante el día, la semana el mes. Niño maleta.
· Apuro constante que genera estrés o espera prolongada para la compañía a la hora de los 5 cuidados básicos.
· Pocas horas de sueño
· Pantallas en los primeros años de vida.
· Pantallas antes de ir a dormir
· Falta de presencia adulta (estoy pero no estoy) en los 5 cuidados
· Comidas fuera de horarios.
· Espera prolongada para comer.
· Falta de apego, vínculos con adultos y pares estables.
¿Cómo sanar este sentido vital?
· Ordenar las rutinas en casa y en el ámbitos escolar.
· Atender al ritmo o rutina sin hacer esperar al niño y sin apurarlo.
· Mejorar los vínculos entre adultos. (acuerdos, amorosidad, buenos tratos)
· Fortalecer vínculos estables y de contención con los adultos.(que no lo apuren ni regañen)
· Que el niño sepa lo que va venir debido a las rutinas estables (no rígidas)
· Hacer actividades para que el niño viva los procesos: amasar y cocinar pan.
· Lavar prendas de ropa luego colgarlas levantarlas y guardarlas.
· Juegos al aire libre y en contacto con la naturaleza.
· Trabajo con animales de granja
· Juegos o trabajos de cooperación de los cuales se sienta parte.
· Presencia y amorosidad en los 5 cuidados básicos (sin espera ni apuro),1-limentarlo, 2- cambiarlo, 3-bañarlo, 4-acompañarlo a dormir 5- acompañar el movimiento libre y la autonomía.
Es muy importante identificar que cuando empezamos a tener ritmos estables, alimentación adecuada, trato amoroso, el niño se siente seguro y comienzan a habitar su propio cuerpo con alegría y entrega, pero esto lleva un proceso de encuentro y nueva estabilidad.