Acompañar los «errores» de los niños

¿Cómo acompañar los “errores” de los niños con amor?

 

Tres cosas le decimos a un niño cuando rompe algo, se enoja a los gritos, pega, hace travesuras etc, actos que tienen consecuencias.

1 ¿Por qué  lo hiciste ?

2  ¿No lo vuelvas a hacer? 

3  Eso duele o tiene consecuencias. 

REFLEXIONEMOS! 

1 Como cuando adulto tu te equivocas …siempre sabes porque lo hiciste? 
2 Como cuando adulto cometes un error puedes prometerte a ti mismo o a un otro no volverlo hacer? 
3 Como cuando  adulto cometes un error. Puedes reparar y asumir las consecuencias?

 ¿Decir a un niño Porqué lo hiciste? ¡¡Y No lo vuelvas a hacer!! No construye. No sirve. Solo genera más molestias. Disminuye la autoestima y no genera diálogo. Pues son preguntas o afirmaciones que niegan lo sucedido. 
Mirar a los ojos y acompañarlo en la reparación de lo que hizo (obviamente cuando estamos calmados) es lo que construye la vida de un niño o joven que tiene derecho a equivocarse. Cometer errores, pero siempre reparar.
Cuando aprendemos a reparar; nuestros errores son cada vez menores. Seamos adultos que acompañan a sus hijos en el reparar más que en el juzgar y dar órdenes. Al fin y al cabo, los adultos somos nosotros. 

 Elimina de tus retos el por quèé lo hiciste y no lo vuelvas a hacer. 

Incorpora el tomarte el tiempo de Acompañar a reparar las consecuencias

 

Realiza ahora un listado de lo que crees que son errores de tus hijos, seguramente después de que has leído te estarás preguntando qué es realmente un “error”. Anímate a escribir lo que te venga en mente, sin reflexionarlo: como por ejemplo:

 

  • “tira un vaso y lo rompe”
  • “le pega al hermano”
  • “saca el tarro de harina y se pone a jugar. Ensuciando la cocina”
  • etc

 

Algunos errores o situaciones incómodas nos llaman a repararnos  a nosotros mismos y la relación con nuestros hijos. Reparar nuestro interior.

Tu hijo se muestra cómo se siente, ellos son puro impulso, siempre son nuestra responsabilidad y sus acciones o formas son nuestro espejo, nos muestran y tocan nuestras propias heridas infantiles, de no haber sido vistos, guiados, acompañados, amados, abrazados etc.

Algunos ejemplos de situaciones incómodas:

 

  •  “siempre patea la mesa cuando almorzamos”, 
  • “no quiere que le cambie el pañal y no se queda quieto”, 
  • “grita cuando quiere algo”
  •  “rompe cosas porque no para de moverse” 
  • “no para de hablar y aturde” etc. etc..

 

¿Qué tipo de situación vives a diario? los “errores” que te llevan a reparar en el exterior o los que llevan a mirarte tu interior?

Acompaña a tu hijo a reparar. Repara tú su necesidad primero para luego juntos observar lo dañado e ir como equipo a “arreglar”, “reparar” lo sucedido. 

Algunas reflexiones:

  • “tira un vaso y lo rompe”

Exclamar ¡No pasó nada!!! tampoco es útil porque si algo paso, se cayó el vaso y se rompió. Dependiendo de la edad puedes pedirle que barra los vidrios y tú los juntas y colocas en el tacho, puedes darle el trapo de piso para que limpie si algo se ensucio con el contenido del vaso. Sugiero poner pocas palabras: “se rompió y lo vamos a limpiar juntos”, hacer movimientos lentos para que el pueda observarse y luego imitarme cuando pueda hacerlo solo. 

  • “le pega al hermano”

Puedes acercarte en silencio, tomar su manito y colocarla en tu cara, mirarlo a los ojos  y hacerte un cariño con su mano en tu cara y sonreír (con un gesto de yo te amo y está todo bien), un niño que se siente amado y aceptado disminuye su molestia e impulsividad.

  • “saca el tarro de harina y se pone a jugar”. Ensuciando el piso de la cocina.

 Utiliza pocas palabras para expresar tu enojo o molestia, y la importancia de que la harina es para cocinar. Deja un tarrito para ofrecerle terminar su juego en la mesa, en un lugar acorde. Pídele que tenga un trapo mientras tu limpias y luego se lo pides para limpiar o limpiar juntos! Si! la crianza respetuosa necesita TIEMPO!

 

  •  “siempre patea la mesa cuando almorzamos”, 

Acércate con tu cara hacia su carita con una sonrisa, realiza un cariño con tu nariz en su mejilla. Respira hondo en esta posición carita con carita. Míralo sonriente.  No hace falta que le digas que deje de patear la mesa ni que va a tirar todo!

La primera vez tal vez siga pateando, la segunda vez también, pero puedo afirmar que la tercera vez dejará de patear y buscará tu cariño con la nariz en su tu mejilla, la cuarta vez no volverá a existir. 

 

  • “no quiere que le cambie el pañal y no se queda quieto”,

observa tres aspectos: ofreces movimiento libre en el piso a tu hijo? estas todo el tiempo mirando su pañal y controlas sobremanera? Podrías sentarte en el piso, esperar a que llegue, jugar un rato y cuando ambos se sienten en confianza llevarlo a su lugar de cambiado?